Letture
151
El asno mas doeto que el astròlogo.
Gierto rey de Persia salió un dia de caza. Internandole por un bosque hallo un villano mon-tado en un asno, quien le dijo: ISenor! Volveos en seguida (1) o entrad en mi choza (2),, porque la tempestad se acerca y vàis a mojaros (3). — iCòmo? — dijo el astròlogo del monarca, que habia seguido a su soberano. — Seguid, senor, la caza, y no hagàis caso de las profecias de un rùstico que no sabe ileer en los astros. — El rey continuò la caza, a despecho de las observacio-nes del villano, las cuales se verifìcaron al cabo de poco tiempo. Corrió entonces el monarca a buscar un refugio en la choza del rùstico. — i'Cómo — le preguntó — habéis averiguado la proximidad de la lluvia? — Por mi asno, senor. Cuando sus orejas se vuelven rlgidas y rebuz-na (4) de un modo furioso es indudable que ha de Hover dentro de poco. — Entonces, volvién-dose el rey a su astròlogo, le dijo: Si los asnos son astròlogos, debéis convenir conmigo en que los astròlogos son unos asnos.
(1) retrocedete subito. (2) capanna. (3) bagnarvi. (4) raglia.
La liabilidad de los cuatro pintores.
Ponderaban (1) cuatro pintores su habilidad. r— Amigos, dijo el primero, pinté en dlas pasa-dos una tabla y me salió tan bien imitado el